La ruta de los molinos del Valle de Lecrín

Además de la riqueza paisajística, las rutas por el Valle de Lecrín ofrecen la posibilidad de descubrir más sobre la historia de la comarca. En este caso, te proponemos una visita a tres molinos de aceite a lo que suma un paseo de dificultad baja apto para toda la familia

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En esta ocasión nuestra ruta parte de un lugar con mucha historia, el molino de Mondújar. Restaurado en 2005, es uno de los dos molinos del municipio de Lecrín y se puede visitar en su totalidad. Dispone de un gran patio empedrado y de una sala donde se pueden ver algunos de los utensilios que se utilizaban para molturar la aceituna de la zona. Merece la pena pararse a observar el techo de la nave principal con sus grandes vigas de madera, así como la torre que se puede ver desde varios puntos de la población.

Una vez que hemos hecho la visita, partimos buscando la plaza del Aljibe por la calle del mismo nombre y de ahí tomamos el camino que va hasta el parque de la Memoria para llegar hasta el mirador del Torrente, donde a la izquierda podemos ver Murchas y el cauce del río, que debemos seguir hacia arriba, concretamente hasta la antigua fábrica de ladrillos. Es aquí donde después del Barranco del Pleito habrá que subir por un camino en dirección a Acequias que representa el mayor desnivel de todo el trayecto. Cruzaremos Acequias en dirección Nigüelas por la calle principal para llegar al molino del Sevillano, que forma parte de un gran sistema hidráulico y que se utilizaba para molturar harina. Justo detrás de la edificación hay un merendero, un lugar agradable para reponer fuerzas y pararse a disfrutar del paisaje que nos ofrece este enclave.

Después seguiremos el camino con la vista puesta en Nigüelas, que vemos cada vez más cerca mientras caminamos en un mar donde predominan los almendros frente a los olivos. Esta zona puede ser de las más frías del Valle de Lecrín, donde cultivos como el citado almendro o las cerezas encuentran su acomodo. Desde este punto disfrutaremos de una bajada suave que nos llevará hasta el cauce del río Torrente y al puente que nos permite llegar hasta Nigüelas, donde tomaremos la Cuesta del Río y después la calle del Canalón por la que llegaremos hasta la almazara La Erilla. En este centro de interpretación tendrás la sensación de realizar un interesante viaje en el tiempo, apreciendo toda la cultura del aceite de oliva, así como su relación con el entorno, muy importante en toda la comarca.

Esta almazara ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas, haciendo la reserva previa correspondiente, pero también es posible disfrutar con degustaciones y catas de aceite de oliva y vino.

Una vez que salgamos del tunel del tiempo, podemos volver a desandar lo andado, o bien podemos seguir la senda que discurre paralela al río Torrente. Para ello cruzaremos el puente de acceso a Nigüelas por el que hemos entrado y seguiremos el río. Si la ruta la hacemos por la mañana, este camino de vuelta es especialmente recomendable por el frescor del río cuando la temperatura es alta y por el sonido que nos acompañará durante un buen trayecto. Pasaremos incluso por debajo del puente de la antigua carretera Bailén Motril, donde podemos ver algunos bloques marcados con distintas letras. Un poco más adelante llegamos a la fábrica de ladrillos y desde aquí podemos volver ya hasta nuestro punto de partida.

Ya en Lecrín podemos disfrutar de la gastronomía más auténtica del Valle. Restaurante Garví, Natalio o Bar Nuevo ofrecen tapas, raciones y platos tradicionales pero también novedosos. Un broche sabroso para una ruta tan apetecible como fácil.

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