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“Para describir el Valle de Lecrín siempre utilizo la palabra paraíso”

Hay miradas cargadas de simbolismo, de experiencia y de vida. Rosemary ha recorrido un enriquecedor camino hasta llegar a Albuñuelas desde su Lima natal. Quince años después de su llegada, sigue enamorada del Valle de Lecrín, y se ha convertido en una firme defensora de la comarca desde la Asociación Di No a las Torres. Su currículum entiende de activismo, ya que ha formado parte de ACNUR y de Amnistía Internacional, porque ella es de esas personas que sin dudarlo, toman partido

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Rosemary Vargas en Albuñuelas

¿Cómo llegaste a España? 

Pues llegué a España para hacer un doctorado de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, en el año 1986. Venía con una beca, salió mal y me puse a trabajar aquí y me fui quedando. Ocho años después hice el doctorado. También estuve trabajando diez años en el Comité Español de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, en temas de derechos humanos, conflictos, post conflictos…. 

¿Por qué el Valle de Lecrín? 

En la crisis de 2008 el proyecto de la ONU se vino abajo, y la idea era comprar algo y en Madrid no me gustaba nada. Hace mucho tiempo había estado en el Valle de Lecrín visitando a un amiga que estaba enferma, y recuerdo que la zona me había parecido preciosa, entonces quise buscar aquí y encontré un lugar maravilloso, y así llegué a  Albuñuelas, hasta el día de hoy, hace quince años. 

¿Consideras que el Valle de Lecrín es un lugar de inspiración?

Aquí encuentro tiempo mental, emocional, me da espacio, mucho espacio. Un entorno donde puedo hacer las cosas que me gustan, como leer, escribir, escuchar música… y el campo, me gusta muchísimo. 

También participas en algunas asociaciones como Di No a las Torres. 

Sí, en Lima ya formamos la primera sección de Amnistía Internacional en Perú, en los años setenta, y después con el tema de los derechos humanos. Tengo la pulsión de defender y de tomar partido. Además, con el tema de las torres de alta tensión, vimos cómo todo esto estaba sucediendo por debajo de la mesa, sin que nadie tuviera idea, por lo que empezamos a movernos y si no hubiéramos actuado, las torres ya estarían puestas en el Valle de Lecrín. Aunque ahora no sé qué va a pasar. Y además informar a gente que no están acostumbrados a actuar políticamente, no hay una relación de transparencia entre los políticos y la gente, ninguna. Nos han dicho mil veces: “Nosotros no le interesamos a nadie”.

Di No a las Torres también planea opciones para el desarrollo de la comarca. 

Si el Valle no ofrece oportunidades a sus habitantes, la gente joven piensa que hay que irse, entonces dejas esto abierto a que sucedan cosas como el proyecto de REE. Pensamos que este es un lugar que tiene que ofrecer un valor añadido a sus productos, por lo que estamos intentando que la Universidad de Granada vea al Valle de Lecrín como un laboratorio, que lo utilice como un proyecto piloto. Que los estudiantes hagan sus proyectos pensando en el desarrollo de la zona, porque se necesita un input de conocimiento y de saber hacer. 

¿Cómo le explicas a alguien que no conoce el Valle de Lecrín cómo es esta zona? 

Para describir el Valle de Lecrín siempre utilizo la palabra paraíso, y cuando vienen aquí siempre me dicen que tenía razón.

¿Qué echas de menos de Lima? 

Mis amigos, la comida, que es maravillosa, de Perú echo muchas cosas de menos pero en este momento no querría volver, porque me he acostumbrado a vivir con mucha tranquilidad. Adoro mi país pero prefiero vivir aquí. 

¿Qué te llevarías de aquí si tuvieras que volver a Lima?

La luz, el aceite de oliva… y mi vida. Llevo ya muchos años aquí. Pero sobre todo el cariño, el buen rollo de la gente. Aquí hay gente muy amable, muy abierta, muy hospitalaria. 

¿Qué piensas que tenga esta zona que no tengan otras?

Una belleza significativa, muy importante, es una zona muy amable para vivir, con una naturaleza desbordante. También está divinamente situado, a muy poco tiempo de Granada, que es una ciudad que ofrece mucho a nivel cultural, está a nada del mar, a nada de la montaña… y después es una comarca muy pequeña, pero también muy armónica, muy balanceada. Pero la belleza es lo que más me gusta, aquí estoy en casa. 

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