Tras su participación en las jornadas técnicas sobre agricultura sostenible en el Valle de Lecrín, donde se trató el tema de los cítricos y otras alternativas como el aguacate en el Valle de Lecrín, Román Gerardo Castillo Martín, Socio SAT TROPS y miembro de la directiva de Cooperativa San Roque de Pinos del Valle obtuvo varias conclusiones que comparte en este artículo.
El aguacate es un árbol subtropical y al implantarlo en el clima mediterráneo debemos crear las condiciones similares de donde es originario, por lo que debemos tener un suelo húmedo constante, de ahí su fama de ser un gran consumidor de agua. Esta humedad constante requiere un riego tecnificado mediante goteros de bajo caudal, o micro aspersión y gracias a sensores de humedad se puede obtener gran eficiencia en el riego. Es muy sensible a los excesos de agua, lo que puede provocar enfermedades fúngicas, como también a su escasez, por eso hay que decir que no requiere ni mucha, ni poca agua, solo la justa, de ahí que se diga a veces, por los nuevos agricultores que se atreven a implantarlo, como un cultivo complicado.
En el Valle de Lecrín existen zonas donde su cultivo sería posible, alejándose de los ríos y vaguadas donde las heladas podrían causar daños, y hasta llegar a una cota de 700 m donde hoy en día se encuentran ya algunas plantaciones.
Hay plantadas unas 60 ha de aguacate en el Valle de Lecrín, estas se concentran sobre todo en la vega de Murchas, gracias a que su comunidad de Regantes hace años se modernizo e implantó el riego por goteo en sus parcelas.
Debido al minifundismo de las parcelas agrícolas y a los pocos agricultores profesionales, siendo la mayoría agricultores de “fin de semana”, es inviable en muchos casos construir las infraestructuras necesarias para el cultivo del aguacate, por lo que dependerá mucho de la modernización y gestión de las comunidades de Regantes el que este cultivo tenga una expansión en el Valle. Este cambio en las comunidades podría suponer un beneficio para los otros cultivos olivar, cítricos, almendros, pues el recurso agua sería muy bien aprovechado, dejando atrás el riego por inundación que requiere tanto volumen de agua.
Por eso debemos enfocar este nuevo cultivo, no como una amenaza a nuestros campos de cítricos, sino como un aliciente a conservar nuestros campos, cada día mas abandonados por su escasa rentabilidad. Al ser un cultivo rentable reactivaría la economía circular y conservaría el paisaje tan importante para el sector turístico. No debemos olvidar que el sector primario en las zonas rurales es el que más fija población.
Esto ocurrió ya en los años 50 cuando los cítricos tuvieron su gran auge en el Valle de Lecrín, fue entonces un cultivo rentable y poco a poco cambio los campos del Valle, dedicados a olivar, almendros y cereal. El aguacate es más exigente en clima, agua y suelo por lo que su cultivo se restringe a ciertas zonas del Valle de Lecrín, así que su expansión será más restringida.
Respecto a los cítricos, debemos apostar por variedades o más tempranas o más tardías, buscando los huecos de mercado que den un precio más justo. Al hablar de agricultura sostenible es muy importante hablar de rentabilidad, van de la mano.