Con origen en la Edad de Bronce y ocupando el centro geográfico del municipio de Lecrín, se encuentra Chite. Un asentamiento íbero, próximo a los restos de un castillo que domina la desembocadura del barranco del mismo nombre, el cual podría derivar de la palabra “civitas”, poblado romano.
Durante la época Nazarí, cuando este pueblo era conocido como Al-Yit, en el año 668 de la Hégira (1269-70) nació un niño llamado Abú `Abd Allah Ibn Ya’afar, que más tarde, tras estudiar en Granada con destacados maestros, peregrinó a la Meca. Allí llegó a ser un ilustre Sufí (persona dedicada al misticismo islámico) de ferviente piedad y un elevado saber, como miembro de la Tariqa (hermandad) de los Shãdhilí. Regresa a Granada tras décadas de ausencia, y al subir a la Sabika encuentra todo transformado en una gran urbe, le sorprende los trabajos de la colina pues el solo recuerda la muralla y algunas torres, pasa por la Puerta de la Xaria (de la Justicia) y mientras leía su inscripción, descubre la presencia del entrañable par de su niñez Ridwán el Geómetra, tras compartir relatos de su peregrinación, observa con admiración los bocetos y dibujos, de modelos del desarrollo de las estrellas de ocho puntas, que este preparaba buscando representar los siete cielos mencionados en el Libro Sagrado y construir la gran cúpula del salón del trono para el Príncipe de los Creyentes. Tras esta visita a Granada, se asienta de nuevo en Cónchar, para continuar una vida asceta y mística, adoptando el sobrenombre de Al-Qunyi (el de Cónchar), donde escribiría “El libro de las luces”.
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