El running se ha convertido en un fenómeno de masas. No importa ni el lugar, ni la hora para calzarse unas zapatillas y salir a correr. Su crecimiento en los últimos años ha sido descomunal, ya sea en un pueblo o ciudad es algo normal la existencia de una carrera de 10 kilómetros, una media, una maratón o las famosas ultra. No sólo se ha limitado al conocido tartán o típicas pruebas del gran premio de fondo, sino que en montaña o sobre nieve es más atractivo para la gran mayoría de runners ya que se encontrarán en plena naturaleza mientras se realizan.
Es un deporte que no discrimina ni edad, ni género, ni raza, ni condición. No importa quién eres ni de dónde vienes, solo corre. Las razones de realizar esta actividad aeróbica con frecuencia son muy importantes para mantener a raya a los principales factores de riesgo cardiovascular. Desde la obesidad hasta la hipertensión, como la diabetes o niveles altos de colesterol malo son algunos de los principales causantes de riesgo de enfermedad cardiaca.
Una vida sedentaria puede ser el que más peso tenga junto con no llevar un estilo de vida saludable y una buena alimentación. Esta ecuación de nuestra salud cardiovascular es posible que multiplique en negativo. Por ello recomiendo más correr y menos pastillas. “Correr no es de cobardes, es de mejorar nuestra salud cardiovascular”.
El esfuerzo que implica correr, aumentará la sangre que circula por el organismo, el corazón se adaptará aumentando su tamaño: un aumento de las paredes musculares y las cavidades cardiacas desembocarán en la mejora de este órgano, siendo capaz de bombear más sangre en cada latido. Las arterias se harán más flexibles y su sistema vascular coronario mejorará en la succión de la sangre al corazón.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda en adultos de 18 – 64 años, un intervalo de 150 – 300 minutos de actividad física aérobica si es moderada. Si es alta, de 75 – 150 minutos. Además de ejercicios que implican el uso de la fuerza, de dos a tres días a la semana.
Correr intenso nos reportará mayores beneficios para la prevención de los problemas coronarios debido a la bajada de insulina basal, contribuyendo a la pérdida de grasa corporal y mejorando aún más nuestra salud cardiovascular.
Manuel Anguita Bayo. Graduado en Ciencias del Deporte y entrenador de resistencia.