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El amor está online: Tinder y otras formas de ligar 

¿Amor romántico? ¡Pero, de qué locura me hablas! Eso ya no nos gusta, es lento y no interesa

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nternet y el wifi han dejado irreconocible todo, y en esa metamorfosis también han transformado las formas de amar. Hasta aquello tan puro como el amor ha caído en su red. El romance latente y con cortejo que vivieron nuestros abuelos, en el que la famosa “media naranja” era un vecino/a, amigo/a de aquel… y que, si se encontraba, podría durar toda una vida, queda bastante bien lejos del tipo de relación actual.

¿Poemas, flores y diálogos eternos? ¿Se nos ha ido la cabeza? Hoy no tenemos tiempo para eso. El reloj sonoro de pared que llevamos incrustado en el pecho, nos recuerda que la globalización no nos quita los ojos de encima: siempre acecha. Y este ritmo nos ofrece la opción de buffet del amor. Podríamos decir que este algoritmo de amor tipo a la carta, es otra pieza más del puzle de consumo que queremos aquí y ahora, con likes y corazones verdes. Es curioso que la última vez que fui a un buffet libre de comida italiana (mi favorita), todos los platos estaban fríos.

Es indudable mencionar también que tanto Tinder como otras plataformas similares, nos conectan con otras personas y eso nos encanta. En febrero de 2020 las estadísticas españolas registraron que un 5% de las mujeres y un 9% de los hombres tenía instalada la aplicación y, en septiembre de 2022, literalmente 1,6 millones de usuarios a nivel mundial consumían citas tinderas

Diversos estudios (Alvídrez y Rojas-Solís, 2017; Fernández-Fernández et al, 2018; Hobbs, Owen y Gerber, 2016; Pavoni, 2018), han encontrado que el objetivo de la mayoría de usuarios es encontrar una relación estable (más frecuente en mujeres) y encuentros sexuales esporádicos (más frecuente en hombres), aunque a mayor edad mayor necesidad de pareja duradera. Respecto al desarrollo personal y social, este tipo de aplicaciones mejoran la autoestima y la socialización. Además, permiten interactuar con personas muy diversas que no hubiese sido posible a través de otro medio. Por último, se menciona que uno de los beneficios más importantes de su uso es un control a nivel emocional, minimizando la sensación de rechazo. Como contras se destacan el incremento de la desconfianza, los celos y el descenso en valores.

Pero, ¿qué están haciendo en realidad estas aplicaciones: machacan al amor o solo lo están reconfigurando? ¿se está aprovechando este negocio de la necesidad social del ser humano y programan aplicaciones para satisfacer la voracidad con la que vivimos? Un sistema operativo hace de “celestina” como propuesta para proteger las emociones y los sentimientos y poder hacer un uso humano rápido, como consumir una hamburguesa de McDonald’s o una Coca Cola. Bueno, bonito y barato. Aunque, lo que está claro, es que el contacto real es indispensable para el amor. ¿Estamos salvados?

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