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La plataforma Para la Defensa del Agua en el Valle de Lecrín solicita a la Mancomunidad la creación de un escudo jurídico, legal y social, ante cualquier proyecto que amenace la subsistencia y sostenibilidad

Piden tener un filtro y barrera, para impedir que grandes multinacionales puedan hacer lo que quieran y cuando quieran en nuestra comarca, aprovechándose de las nuevas políticas a nivel estatal o autonómico

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Desde la plataforma para la Defensa del Agua en el Valle de Lecrín han preparado un escrito destinado a la Mancomunidad de Municipios, en el que le trasladan su preocupación acerca de los nuevos proyectos planeados en la comarca como la embotelladora de Cijancos, que se suman a la ya existente en Dúrcal, los nuevos parques eólicos, uno de ellos en Padul y otros en la zona incendiada por el incendio forestal de los Guájares, plantas fotovoltaicas, torres eléctricas de alta tensión y las macrogranjas.

A continuación, nos hacemos eco del escrito remitido a El Comarcal de Lecrín y del cual transcribimos su contenido íntegro:

          “Todos estos proyectos suponen una seria amenaza al ocupar grandes extensiones de territorio, ya sea por las propias instalaciones e infraestructuras, como por las obras anexas o de acceso requeridas, en detrimento de tierras cultivables que suponen en sí verdaderos agroecosistemas y sostienen gran riqueza de especies (una biodiversidad saludable que nos brinda importantes servicios ecosistémicos, además de alimentos). Estos proyectos producen una pérdida de hábitats esenciales para dicha biodiversidad a través de: ocupación de suelo, contaminación derivada, impacto directo sobre las especies (en el caso de las aves y los parques eólicos debido a las colisiones), y se pone en peligro el acuífero y el agua tan valiosa para la vida, corazón de todo el Valle. Pero, además, afectaría enormemente al turismo que tanto interés tiene la comarca en atraer, y a la forma de vida de sus gentes.

Dejarse llevar o sentirse atraído por proyectos que venden riqueza económica y puestos de trabajo es un error, nunca sería tan acertada la famosa frase: «pan para hoy y hambre para mañana».

Por todo esto, pedimos ser escuchados por los líderes políticos a nivel local y que amplíen su visión a medio y largo plazo, más allá de los cuatro años de mandato y la atracción de votos.

Es necesario dar un paso más, hacia una verdadera política o política profunda que verdaderamente abogue por el pueblo y no por intereses particulares o económicos. Es hora de hacer un cambio, y blindar al Valle de Lecrín un plan a la altura de los problemas que nos acechan, que sean coherentes con la realidad. En otras palabras, resolver los problemas y no mirar a otro lado. Necesitamos ayuntamientos implicados a fondo en estos temas y no promesas o palabras que fácilmente se las lleva el viento.

En los últimos años han sido numerosas las movilizaciones ciudadanas en nuestra comarca. Nuestros Ayuntamientos y la Mancomunidad deben posicionarse y dar una respuesta clara a las demandas realizadas por la ciudadanía y por las asociaciones y plataformas creadas con fines ambientales y socioculturales.

Las Entidades locales tienen la obligación de ejercer las acciones necesarias para la defensa de sus bienes y derechos, a solicitud de cualquier vecino.

Por todo lo expuesto y en base a la Ley 27/ 2006 de 18 de Julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente, como ciudadanas y ciudadanos de los diferentes municipios, en un sentir de Comarca solicitamos:

●         La creación de un escudo jurídico, legal y social, que proteja a cualquier municipio del Valle de Lecrín, de cualquier proyecto que amenace la subsistencia y sostenibilidad de este, pretendiendo instalarse en alguno de los términos municipales que lo componen. Algo tan importante no debe dejarse en manos de la decisión de un solo alcalde o municipio, ya que, de forma directa o indirecta, afecta a todos los municipios y, consecuentemente, a sus vecinos. La responsabilidad debería ser compartida por todos los ayuntamientos y sus ciudadanos. En este sentido sería interesante la realización de Pleno Extraordinario de Carácter Urgente y Público, donde se trate el tema de las embotelladoras que nos acechan, y donde las diferentes asociaciones y plataformas puedan exponer y debatir estas estrategias que marcarán el desarrollo de nuestra Comarca.

●         Sería conveniente que se creará un Estatuto con valor determinante y preceptivo, en el que la decisión de aceptar la instalación de un proyecto en la zona se votará en cada ayuntamiento por parte de toda la ciudadanía, siendo una decisión directa del pueblo, y no como hasta ahora, que recae en manos de una sola persona. Para los Ayuntamientos implicados y también para la Mancomunidad del Valle de Lecrín, respetando en todo momento el marco legal español, estos “referéndums” en forma de consulta ciudadana popular, deberían comprometer a las autoridades políticas locales asumiendo su resultado como vinculante para el/los ayuntamiento/s o comarca, en particular el del término municipal donde el proyecto pretenda instalarse.

●         El otro punto fuerte de este escudo, sería la movilización social, por parte de todos los grupos políticos del Valle de Lecrín, al unísono, para presionar a las administraciones implicadas y hacer saber, que en el Valle de Lecrín, de ningún modo, un lobby o interés especulativo va a poner en riesgo el futuro de la comarca. Esto no quiere decir que no se puedan llevar a cabo nuevos proyectos, sino que deben estudiarse en profundidad antes, si realmente son beneficiosos y si no generan ningún impacto. Es decir, tener un filtro y barrera, para impedir que grandes multinacionales puedan hacer lo que quieran y cuando quieran en nuestra comarca, aprovechándose de las nuevas políticas a nivel estatal o autonómico y que pretenden eso mismo. Así pasaría la soberanía real a los ayuntamientos y sus habitantes. Tanto las administraciones como los lobbies deben comprender que el Valle de Lecrín es tierra hostil para ellos. No se trata de frenar la inversión en la zona, más bien de darle sentido común y justicia. Que no nos valga el pan para hoy y hambre para mañana, mencionado antes, ya que es lo que vamos a tener si no ponemos un cortafuegos normativo (jurídico), legal y social con el que defendernos de todo tipo de explotaciones que pongan en peligro tanto el suelo como el paisaje, arrebatándonos los recursos que tanto necesitamos para poder realizar un desarrollo realmente sostenible de la comarca.

●         Estudios de Hidrogeología advirtiendo de las amenazas y medidas a tomar para paliar la problemática existente. Desde el punto de vista del agua, el proyecto más interesante sería la creación de una comunidad asociativa o cooperativa de todos los municipios del Valle de Lecrín, para construir una estrategia (Estrategia sobre la Gestión del Agua en el Valle de Lecrín) que a su vez contenga planes a corto, medio y largo plazo (Plan de la Gestión del Agua en el Valle de Lecrín), protegiendo el agua de toda la Comarca, revitalizar las comunidades de regantes, promoviendo la restauración  manantiales, fuentes y acequias, y  que se mantengan en buenas condiciones las que existen todavía, y por qué no, recuperar las perdidas. Además, habría que establecer una política de gestión inteligente y sostenible del agua, que controle sus usos y evite su derroche en sectores estratégicos como son: agricultura, ganadería, servicios, turismo, industria y el uso por parte de todas las personas. Es vital que, para esto, todos los ayuntamientos acojan esta política y estrategia, gobierne quien gobierne, sin basarse en distinciones partidistas o ideológicas, ya que esta estrategia debe estar por encima de todo, pues es la que nos va a proporcionar un futuro. Otra opción sería inviable y supondría el fin del Valle de Lecrín, sin exageración alguna.

●         También queremos proponer alternativas que aseguren la estabilidad y sostenibilidad a largo plazo en el Valle de Lecrín. La más importante sería la creación de una Cooperativa en el Valle de Lecrín que acaparara toda la producción, a través de agricultura y ganadería, tanto regenerativas como ecológicas, creando nuestra Propia Marca de calidad con productos ecológicos (podría llamarse Valle de Lecrín), lo que supondría un valor añadido y un modelo de producción y venta de kilómetro cero, donde se eliminan intermediarios, y los agricultores, ganaderos y otros sectores vendan directamente sus productos. Para ello se debería de crear un gran supermercado (Supermercado Cooperativo Valle de Lecrín) con los productos frescos y locales, que compita con Mercadona y otros grandes supermercados en la zona, tanto en superficie como en variedad. Esto generaría bastantes puestos de trabajo, y daría estabilidad económica y laboral a la zona. También se suministraría a los pequeños negocios y supermercados con estos productos locales, todo bajo la Marca Valle de Lecrín. No hay que acoger con miedo esta iniciativa necesaria, pues todos los sectores saldrían beneficiados y se implantaría un modelo alternativo, totalmente sostenible y duradero a largo plazo, con una gestión sana, tanto del agua como del entorno, sin ponerlos en peligro. La clave está en la agricultura y ganadería regenerativas, como eje de toda la estrategia.

●         Otra alternativa sería hacer un uso y gestión de las energías renovables desde el sentido común. En lugar de ocupar nuevas superficies para implantar estas infraestructuras, usar los techos de polígonos y naves industriales, terrazas, tejados y techos de todos los edificios públicos, instituciones, instalaciones deportivas y edificios privados, es decir, ocupar superficies a las que ahora mismo no se le están dando uso y pueden servir de suministradores de energía a la red (placas solares por ejemplo), sin  necesidad de ocupar terrenos de cultivo o que son hábitat de rica biodiversidad, y que en el futuro podrían comprometer la producción de alimentos o los agroecosistemas tan necesarios para aves, insectos u otros animales y plantas.   Sería útil la elaboración de un plan comarcal para la clasificación del suelo rústico donde se recojan los usos y protecciones con un criterio supramunicipal.

●         Por último, hay que hablar de la depuración de las aguas, aspecto fundamental para este tema. La sobreexplotación, tanto de las aguas superficiales como subterráneas, están reduciendo el caudal de los ríos y corrientes de agua, que a su vez afecta a la recarga de los acuíferos y la calidad ecológica tanto de ríos como de acuíferos, imposibilitando los servicios ecosistémicos y funciones que prestan ambos. A la reducción del caudal y volumen de agua, se añade la contaminación por los malos usos de algunas prácticas agrícolas y ganaderas que están generalizadas y hay que cambiar (considerar las opciones alternativas antes mencionadas de agricultura y ganadería regenerativas), como son los fenómenos de eutrofización debido al exceso de nitrógeno y fósforo derivado del uso de fertilizantes y otros compuestos químicos, también los purines que terminan vertiéndose en el suelo o las aguas. Pero hay también otros sectores que influyen bastante y hay que atajar, como son los vertidos industriales que también y, sobre todo, la deficiente o inexistente depuración de las aguas residuales. Uno de los maltratos continuados que sufre el agua en nuestra comarca es el vertido de aguas residuales sin depurar directamente a los ríos o su tratamiento incompleto. Esta es una de las principales causas de contaminación tanto de aguas superficiales como de los acuíferos en Andalucía. Recordemos que La Directiva Marco Europea del Agua (DMA), obliga a que cada municipio trate sus aguas residuales para que estas no lleguen a afectar a los ríos. Hoy día aún existe un incumplimiento de esta directiva, por lo que el Reino de España está pagando importantes sumas debido a las sanciones de la Unión Europea. Esta problemática añadida al contexto de sequía y cambio climático, más la extracción ilegal de aguas, mala gestión y uso por parte de todos los sectores y los proyectos de embotelladora, sin duda ponen en riesgo los acuíferos y las aguas superficiales, y, por tanto, el futuro de la zona. Es por ello, imprescindible lanzar la estrategia antes comentada (Estrategia sobre la Gestión del Agua en el Valle de Lecrín) y un plan para con el agua (Plan de la Gestión del Agua en el Valle de Lecrín) y sus políticas derivadas, gobierne quien gobierne, y que ataje sin dilación cada uno de los puntos mencionados.

Este texto pretende que se resuelvan de forma realista los grandes problemas a los que se enfrenta la comarca, más allá de intereses económicos o políticos.”

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