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Julio Verne viaja al Valle de Lecrín

La obra de teatro “Los viajes de Julio Verne” acercó a niños y adultos de Pinos del Valle a diversos universos en los que todo es posible

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El teatro regala experiencias, sonrisas y cultura. Y cuando se trata de zonas rurales que se
engalanan para acoger sus fiestas patronales, se convierte en todo un must para que la
programación de eventos esté completa.
El pasado viernes, 11 de agosto, Pinos del Valle acogió una representación teatral en la Sala
Molino de su Barrio Bajo y continuaba así con el desarrollo de la semana cultural que cada año
da el pistoletazo de salida a las fiestas en honor a San Roque y San Sebastián.
“Gracias por apoyar la cultura”. Aún resuenan en mi cabeza estas palabras pronunciadas por las
actrices para cerrar con broche de oro y muchas sonrisas una actuación excepcional. La cultura,
¿para qué sirve? Para entretenernos y alimentar nuestra mente. ¿Qué más se puede pedir? “Los
viajes de Julio Verne” acercaron a niños y adultos a diversos universos en los que todo es
posible: la inmersión en el centro de la Tierra, la supervivencia en una isla misteriosa, la visita a un
rincón situado a veinte mil leguas en el fondo del mar o un recorrido de ochenta días para dar la
vuelta al mundo. La imaginación no tiene límites y la creatividad que la compañía de teatro
(“Acuario Teatro”) demostró en escena fue la mejor prueba de ello.
Durante la actividad no pude evitar acordarme de García Lorca y su pasión por el teatro. “La
Barraca” fue un popular grupo de teatro de carácter universitario y ambulante creado y dirigido,
entre otros, por Federico. Su objetivo era hacer llegar a la zonas más desfavorecidas —
fundamentalmente rurales— las grandes obras clásicas. Así fue como los pintorescos decorados,
el, en ocasiones, extravagante vestuario y la belleza del “duende lorquiano” se convirtieron en la
vanguardia de los pueblos.
En palabras del propio Federico: «El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace
humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera». No dejemos nunca de impregnar
nuestra comarca de lirismo y sueños convertidos en dramas compartidos entre los personajes y
su público. Sigamos apostando por la cultura porque “sólo a través de ella se pueden resolver los
problemas […] No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la
calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro” (palabras pronunciadas por García
Lorca durante el discurso inaugural de la Biblioteca de Fuente Vaqueros). Pues yo pediría —
además de eso— mantener la alegría y la ilusión de un Valle de Lecrín que sigue promocionando
la cultura y que sigue avanzando poco a poco, pero con paso firme, para consolidarse como un
destino sostenible y de calidad en los diferentes ámbitos de la vida.

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