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El carnaval de Pinos del Valle, único y diferente

El pasado 17 de febrero se celebró en Pinos del Valle un carnaval organizado por la Asociación Cultural Alauxa, con una nueva temática y con identidad propia

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Tenemos tradiciones y leyendas singulares que aportan valor añadido y que contribuyen a entretejer el rico mosaico de valores que componen Pinos del Valle: paisaje, historia, monumentos, costumbres, gastronomía y sobre todo nuestra gente. Una de estas tradiciones ha sido rescatada y complementada con otras leyendas de la provincia de Granada, de manera que folclore y tradición se han fundido para crear una nueva festividad con personalidad propia.

El filósofo e historiador neerlandés Johan Huizinga decía que “si deseamos preservar la cultura, debemos continuar creándola”, y eso es lo que estamos llevando a cabo desde Alauxa Cultural. Hace muchos años, durante la época de la posguerra, a mediados del pasado siglo XX, había en el pueblo una costumbre protagonizada por unos pocos que decidían salir a la calle cubiertos por una sábana para ocultar su identidad y así poder asustar a los vecinos, dejar desiertas las calles y tener vía libre para cometer fechorías de distinta naturaleza. Amoríos prohibidos o mal vistos, poder aprovecharse de las aguas de riego impidiendo a otros su acceso…

Pecadillos que representan las sombras que empañan nuestras luces como seres humanos imperfectos y contradictorios que somos. Este personaje oculto tras un trozo de tela se conocía con el nombre de “Gurimanta”. Desde Alauxa Cultural hemos decidido rescatar este elemento de nuestro pasado, actualizarlo y dotarlo de una personalidad propia y añadirle una nueva misión: acompañar —o más bien perseguir— al Gailán para que este se lleve todo lo malo y podamos arrebatarle la bandera de nuestro pueblo y así vernos libres de todo lo que simboliza este animal fantástico, con cuerpo humano y cabeza de gato.

El Gailán era un animal fantástico del medievo, un ser mitológico original de la provincia de Granada que acechaba a los vecinos de las aldeas rurales para masacrar las cosechas. Debido a su rostro de gato era considerado un personaje perverso, temido y admirado a partes iguales. Pero nuestro Gailán no es sino una víctima más de la mala fama que adoptaron los gatos durante la Edad Media.

Estos animales han estado tradicionalmente ligados a supersticiones oscuras y tenebrosas, relacionadas con el mal, la brujería y el propio demonio. El culpable de este “sambenito” fue un inquisidor muy cruel que actuó sobre todo a principios del siglo XVIII. Su nombre era Conrado de Marburgo y fue el primer inquisidor pontificio del Sacro Imperio Romano.

Este hombre era sumamente cruel y perseguía a los acusados de herejía, a los cuales torturaba sin piedad. Odiaba particularmente a las sectas y se obsesionó con una en particular denominada “Maguncia”. Se pensaba que uno de los rituales estrella de esta agrupación satánica tenía como protagonista a un gato negro que andaba hacia atrás y desde entonces los gatos pasaron a ser considerados entes diabólicos.

Sin embargo, la creencia de que el Papa Gregorio IX, el cual mantenía correspondencia con Conrado de Marburgo, ordenó exterminar a estos animales felinos —lo cual se creía que favoreció, por tanto, la proliferación de ratas y con ellas la propagación de la peste— es falsa. Nuestro Gailán acecha y amenaza con apropiarse de nuestro pueblo, pero lo único que acabará llevándose consigo durante su aparición en la Noche de Carnaval, será todo el mal para dejarnos solo bueno y que podamos seguir disfrutando de un año plagado de experiencias y de cultura. La tarde del 17 de febrero, las Gurimantas salieron al encuentro del Gailán para iniciar un recorrido por las calles del pueblo al son de los cencerros y de la llamada del cuerno.

Tras una teatralización y un pasacalles diferente, llegamos a la plaza de la Iglesia del Barrio Bajo donde nos esperaba una hoguera en la que quemamos hierbas aromáticas y elementos de la naturaleza y en la que despojamos al Gailán de la bandera de nuestro pueblo. Finalmente disfrutamos de la degustación de “los gailanes” un postre creado exclusivamente para esta celebración y elaborado por las socias de la Asociación Cultural.

Una vez más, continuando con la dinámica de trabajo desempeñada durante la organización del Mercado y encendido de Navidad, se han llevado a cabo una serie de talleres en los que los participantes se han confeccionado los disfraces formados por una capa mostaza y una máscara decorada con elementos de la naturaleza y con una estética propia, original y diferente. Llevaban cencerros y cascabeles sonaban al caminar anunciando su llegada, así como antorchas para alumbrar el camino.

El Gailán ataviado de rojo y con una máscara de gato llevaba de la mano su característico látigo y portaba la bandera del pueblo. Fue todo un proceso lleno de momentos únicos y una fiesta plagada de nuevas vivencias que buscan sentar un precedente y repetirse en el tiempo hasta llegar a consolidarse gracias a la participación de las generaciones venideras.

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