A Luisa Rocha siempre le había llamado la atención trabajar con gente mayor había vivido muchos años con sus abuelos y se había fijado como objetivo trabajar algún día con este colectivo.
Hace cuatro años que está trabajadora social y animadora portuguesa se mudó a Nigüelas donde puso en marcha, el pasado mes de septiembre un centro de yoga, pilates, entrenamiento funcional y kick boxing. El día de la inauguración acudieron todas sus vecinas mayores, para animarla y apoyarla, “una vecina me dijo Luisa ¿cuándo vas a hacer algo para nosotras? y entonces les organicé un taller puntual al que asistieron once alumnas. Tanto les gustó la experiencia que se despidieron emplazándola a la próxima clase, entonces decidió que tenía que hacer algo específico para ellas, y así fue, ahora trabajamos un día a la semana con personas mayores de 80 años, tengo alumnas que incluso superan los 90 años”, comenta.
Realizan ejercicios de fortalecimiento y movilidad, adaptados a sus necesidades y también ejercicios de meditación “les enseño pautas para que las sigan en su día a día y así motivarlas a disfrutar de un envejecimiento activo. Las clases les ayudan además a relacionarse y a salir de la rutina. Esperan durante toda la semana a que llegue el viernes por la tarde, incluso van a peluquería y se arreglan para acudir a la actividad”, explica a la profesora.
Aunque muchas de ellas tienen prótesis en rodillas o cadera, o padecen dolencias propias de su edad como reuma o artrosis, Luisa asegura que le inspira su afán de superación, su motivación, su compromiso y su lealtad “vienen súper motivadas, no faltan ni un día a clase, incluso los días que llueve vienen con su carrito en una mano y el paraguas en la otra. De hecho, las pongo como ejemplo para el resto de mi alumnado más joven, que a veces te inventa excusas para saltarse el entrenamiento”.
Luisa asegura estar encantada con la experiencia que le gustaría que pudiera a inspirar a las personas mayores del Valle y motivarlas a hacer ejercicio adaptado a su edad y así aumentar su calidad de vida a la vez que salen de su rutina diaria.
Todo un ejemplo sin duda, el de este grupo de alumnas de yoga, que tienen claro que la edad no es un impedimento cuando la voluntad y las ganas de superarse pueden más que cualquier excusa o achaque.