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Se nos ha ido Tico Medina, un enamorado del Valle de Lecrín y La Alpujarra

Fue una persona entrañable y el gran maestro del periodismo de España, pionera en dar a conocer La Alpujarra dentro y fuera de Granada en distintos medios

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Ha muerto mi amigo Tico Medina. Hace unos días lo llamé y me dijo que se encontraba mal en el Hospital y que no podía moverse a causa de una intervención. Recordamos viejos tiempos. Él me dijo que si se ponía bien quería comprar una casa en La Alpujarra, en un pueblo chiquito. Esta gran persona fue pionera en dar a conocer La Alpujarra dentro y fuera de Granada en distintos medios. Con Andrés Segovia la visitó. A los dos les encantaba comer jamón a tacos en el bar de Alfonso de Pampaneira y en los bares de Paco López (padre) y José Pérez (padre) de Capileira. Visitaron también Pórtugos, la Taha, Trevélez, Busquístar y otros lugares. Yo en nombre del pueblo de Bérchules lo invité para que pronunciara el pregón de la Nochevieja en Agosto. También, en nombre de Lanjarón lo invité para que diera el pregón de las fiestas de San Juan en Lanjarón. En mi pueblo de Dúrcal fue homenajeado por la Asociación Cultural Almósita.

Otras veces ha venido a La Alpujarra y yo le he acompañado. Hace unos años vino a Lanjarón para que lo viera el curandero Federico (ya fallecido) en el Barrio Hondillo. El curandero le dijo que su enfermedad era casi incurable. Cada semana solía llamarme para saber como me encontraba yo y La Alpujarra. Hace casi cinco años cuando se enteró que mi perro ‘Lolo’ había muerto le dedicó casi una página en IDEAL con un dibujo de Guadalupe. Por cierto, la última vez que hablé con él me encontraba en la casa de mi hijo Rubén y, entre otras cosas, me dijo que tenía dicho que cuando muriera lo incineraran, después hecharan las cenizas por el inodoro y después tiraran de la cadena. Fue una persona entrañable y el gran maestro del periodismo de España. Siempre se acordaba de su pueblo de Píñar. Un día estuve con él en su homenaje. Otro día me mandó a su pueblo para que lo fotografiara, incluida su casa.

Siempre solía recordar los muchos premios y distinciones que obtuvo, incluido el recibido en Fuente Vaqueros. El Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra estaba esperando que se pusiera bien para acogerlo y donarle un castaño centenario y un bastón realizado con madera de castaño. Él tuvo conocimiento de ello hace unos meses. Le encantó y prometió ir cuando la pandemia menguara. No ha podído ser. No estaría mal que ese castaño lo apadrinara su hijo Nacho Medina, otro gran entusiasta de La Alpujarra. Descanse en paz mi amigo Escolástico Medina.

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