El 3 de diciembre de 1889 nacía en Restábal Gonzalo Muñoz Ruiz, hijo de Gonzalo Muñoz y Filomena Ruiz. Fue el mayor de tres hermanos, Gonzalo, Joaquín y Estrella. Junto a ellos creció en un entorno familiar que influyó de manera decisiva en la formación académica y cultural de los hijos, ya que su padre era el Maestro de Instrucción Pública del pueblo. De inteligencia innata y mente brillante, su interés por el estudio y el conocimiento, pronto se vieron colmados por la asistencia a la escuela desde edad temprana, donde convivió y compartió con los compañeros del pueblo, las clases magistrales que en el edificio del Antiguo Cabildo, con una pizarra, un par de bancos y escasos medios, impartía “El Señor Maestro”, su padre. Terminada su formación académica obligatoria, con 15 años se presenta a las pruebas de acceso para cursar estudios de magisterio, obteniendo la máxima calificación. En este año de 1904 comienza los estudios en la Escuela Normal de Magisterio de Granada, graduándose con el título de Maestro Normal de la Sección de Ciencias. Su currículum universitario lo completa también, con una Licenciatura en Derecho, un título de Profesor Numerario de las Escuelas Normales de Magisterio, y otro de Filosofía y Letras, en todos los expedientes académicos obtiene altas calificaciones, que también acompaña de excelentes memorias de fin de carrera. En junio de 1917, tras opositar obtiene plaza de profesor numerario de Física y Química, Historia Natural y Agricultura, en la escuela Normal de Magisterio de Ciudad Real. Este mismo año contrae matrimonio en Restábal con Concepción Muñoz Gallegos, también titulada en Magisterio.
El matrimonio se traslada a vivir a Ciudad Real y allí comienza a forjarse la figura de docente y político de Gonzalo. En 1919 es ascendido y nombrado profesor numerario de Pedagogía, Historia, Reglamento de Derecho y Legislación Escolar, por permuta. El contexto histórico que caracteriza la educación en España en el primer tercio del siglo XX y en los años veinte, bajo la dictadura de Primo de Rivera, no estuvo exento de problemática con el cuerpo de profesionales de la enseñanza y la iglesia. Las reformas educativas que desde el Ministerio de Educación se intentaron implantar en la inmensa mayoría fracasaron en muchos territorios, otras se consolidaron en algunas capitales. En Ciudad Real, Gonzalo, que desde abril de 1922 ocupaba el cargo de director de la Escuela Normal, supo aplicar y resolver.
Comprometido con los más desfavorecidos, fue un gran impulsor y colaborador de las cantinas, roperos y colonias escolares de la provincia manchega, publicó el libro de reglamento que las regulaba, que fue editado por el ayuntamiento de la ciudad, mereciendo un expresivo voto de gracias de la Corporación Municipal, por lo que fue nombrado Vicepresidente del Patronato de dichas instituciones, presidiendo numerosos tribunales para la selección de personal por cursillos. Docente comprometido y exigente, autor de varios trabajos sobre cuestiones pedagógicas, científicas y sociales, publicando en la prensa diaria manchega, con igual carácter impartió multitud de conferencias públicas en diversos centros educativos. Durante su estancia en Ciudad Real, Gonzalo, hombre de gran bagaje intelectual, se relaciona con la élite cultural, artística y política de la ciudad, llegando a presidir su Ateneo Científico y Literario. No permaneció ausente de los problemas sociales, culturales, e incluso laborales que tanto la ciudad como los trabajadores y patronos padecían, por lo que a propuesta de los mismos fue nombrado presidente de las Agrupaciones de los Jurados Mixtos de la Provincia, para la resolución de conflictos y cumplimiento de la legislación laboral.
En todo este contexto, no resulta extraño que las personas que protagonizaban la vida pública en diferentes doctrinas y materias, fuesen tenidos en cuenta por el nuevo régimen (Dictadura de Primo de Rivera, 1923-1930), para ocupar cargos en las instituciones y ayuntamientos del nuevo directorio militar, y Gonzalo fue uno de ellos. Desde el punto de vista de los planes de renovación y mejora de la ciudad, la época de la dictadura experimentó una política reflejo del buen clima económico que se vivía. En el Ayuntamiento las sucesivas corporaciones presididas por Francisco Herencia, Gonzalo Muñoz, y Cristóbal Caballero hicieron frente a los principales problemas que venía arrastrando la ciudad. Los objetivos indicados en el plan municipal eran estos, tenidos como prioritarios: abastecimientos de aguas y alcantarillado, construcción de mercado, lavadero, baños públicos, grupo escolar, escuela de Arte y Oficios, ornamentación del casco antiguo para su conservación y embellecimiento mediante adoquinado de calles y reforma y ampliación de edificios oficiales, Ayuntamiento, Audiencia y Casa de Socorro, construcción de un quiosco para conciertos, ornamentación de la Puerta de Toledo y acondicionamiento de plazas y parques… Eran todos proyectos que respondían a necesidades urgentes de una ciudad que apenas se había renovado desde el S. XIX. Gonzalo llega al ayuntamiento en 1924, en la corporación que preside Francisco Herencia, de la que es primer teniente de alcalde. A los pocos meses por dimisión de Francisco, pasa a ocupar la Alcaldía Gonzalo, y en 1925 comienza un mandato que durará hasta 1927. Durante su presidencia y gestión, se consiguió uno de los logros por los que la ciudad llevaba luchando siglos, conseguir un buen abastecimiento de aguas y la liberalización pública de las mismas. El agua se sacaba de pozos particulares, situados a las afueras de la ciudad y en pueblos colindantes, envasada en cántaros y botijos, era transportada hasta la ciudad en carros y a lomos de bestias, allí era vendida a la gente que pagaba por ella un precio caro. Gonzalo terminó con esta carencia y con las obras emprendidas por las corporaciones anteriores, se terminaron de instalar y conectar las tuberías a los pozos de abastecimiento, las aguas se hicieron públicas, pasaron a ser gestionadas por el ayuntamiento y se terminó con la especulación de particulares. Se terminaron de adoquinar y pavimentar parte de las calles más céntricas de la ciudad. En el año 1925 el ayuntamiento continúa con su programa de embellecimiento del famoso parque Gasset, y es cuando se instala la famosa Fuente Talaverana en el entonces llamado Paseo del Honor del Parque, el 9 de junio era inaugurada por Gonzalo. Constituía una obra de jardinería a su aire capital, fue construida por el ilustre ceramista talaverano Ruiz de Luna. La preciosa obra estuvo dirigida por el artista Samuel Luna, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, (por la que tanto apostó y defendió Gonzalo, hasta su creación) el acto fue intensamente alabado y admirado por todo el público. Durante las Fiestas y Ferias de Ciudad Real que se celebraban del 15 al 22 de Agosto, Gonzalo inauguró también la escultura Alegoría a la Primavera, obra del ciudadrealeño Jerónimo López Salazar. La apuesta de Gonzalo por conservar el patrimonio, revitalizar la arquitectura y la escultura en todas sus expresiones, con la participación de los artistas locales y los elementos autóctonos, junto con la impulsión y promoción de la bellísima cerámica talaverana en las edificaciones públicas (declarada en 2019 patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco), fue una constante durante los años que presidió el Ayuntamiento, aunque en algunas ocasiones tuvo que convocar a la Comisión Provincial de Patrimonio de la que también era miembro junto a gobernador civil, el presidente de la Diputación y el de la Escuela de Artes y Oficios, para paralizar las obras que pretendían atentar contra el patrimonio, como el derribo de una parte de la muralla que había junto a la famosa Puerta de Toledo, que mereció la paralización y posterior sanción al vecino que intentó derribarla con el peligro que ocasiona el deterioro del monumento. Tuvo un contratiempo durante su gestión, y fue el 22 de diciembre de 1926 cuando se derrumbó el Grupo escolar de la Portachuela, aunque por orden municipal la escuela estaba cerrada a la enseñanza por su mal estado, no hubo víctimas, solo daños materiales, pero aún así fueron muchos los que pidieron responsabilidades al alcalde. El 5 de abril de 1927, Gonzalo y ocho concejales presentan la dimisión al gobernador civil, aunque esta no fue aceptada hasta el 30 de mayo siguiente. Gonzalo continúa con su labor docente, ocupando la dirección de la Escuela Normal y otros organismos hasta su regreso a Granada el 1 de agosto de 1933, ocupando la dirección de la Escuela Normal de Magisterio de Granada, donde imparte clases de Pedagogía y Organización Escolar.
En Granada volverá a participar en política, en las elecciones de febrero de 1936 a Diputados a Cortes, fue candidato por el Partido Republicano Progresista, pero no llegó a tomar posesión de su acta de diputado, ya que Granada se encontraba entre las provincias donde se anularon las actas de escrutinio electoral por varios pucherazos técnicos, por lo que las elecciones tuvieron que volver a repetirse y Gonzalo no consiguió acta. En 1938 una enfermedad le apartó de la docencia. Falleció en Restábal el 25 de septiembre de 1939, a la edad de 50 años. Su temprana muerte privó a la docencia de las aportaciones de una mente brillante. Hijo de Maestro y Maestro de Maestros, dejo un gran legado familiar, tres hijos y una hija que fueron sobresalientes en medicina, química e ingeniería, a los que les inspiró un gran amor por el aprendizaje.
A la obra y a la memoria de un ilustre restabeño.
Interesante Mercedes. Es bueno saber que en nuestro hubo personas a las que, aún hoy, se las sigue recordando.
Un saludo,
Belén
Gracias Belén. Un saludo
Nos ha encantado la reseña que has hecho sobre nuestro abuelo Gonzalo. Fue un hombre ilustrado y un muy buen padre, acompañado de su mujer, mi abuela Concha, que tras quedar viuda sacó adelante a sus cuatro hijos, todos universitarios.
Curiosamente me llamo exactamente igual que él.
Gonzalo Muñoz Ruiz
Gracias Gonzalo. Un saludo
Mercedes, muchas gracias por este maravilloso artículo sobre nuestro abuelo.
A sus nietos y bisnietos nos ha gustado mucho conocer más detalles acerca de su vida. Guardaremos este artículo como un tesoro.
Un saludo,
José Ignacio Muñoz Ávila.