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La escultura de una lavandera rendirá homenaje al trabajo de las mujeres en Padul

La figura de bronce, que está realizando el escultor Javier Casares, estará situada junto al lavadero en la Fuente de los Cinco Caños

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Boceto en barro de la estatua que está creando el escultor Javier Casares Jiménez

Una escultura de una mujer lavando, junto a la Fuente de los Cinco Caños, reconocerá el trabajo silente y abnegado de todas aquellas que trabajaron duramente en este espacio llevando a cabo largas horas de lavados cuando no había lavadoras, ni agua corriente en las casas.

El escultor, Javier Casares Jiménez, trabaja en su taller de las Gabias ya en el boceto del proyecto cuya realización fue aprobada por unanimidad en el Pleno Municipal de marzo   2019 en respuesta a una moción presentada por la Asociación de Mujeres “La Casa Grande” de Padul. En estos momentos, en una primera fase de creación, la figura se encuentra modelada en barro.

La presidenta de la “Casa Grande”, Dolores Cenit, explica el objetivo de esta iniciativa, “desde nuestra Asociación no queremos que nuestras mujeres queden en el anonimato, queremos que la gente joven conozca la vida de sus antepasadas las cuales forman parte de nuestra propia historia y que sepan que no siempre hemos gozado de este estado de bienestar del que podemos presumir.  Dado que contamos con un edificio civil emblemático recuperado para el recuerdo y que forma parte de nuestro patrimonio cultural ¿qué mejor lugar para que prevalezca en la memoria de todos/as aquellos trabajos tan duros que realizaban las mujeres para disfrute de la ciudadanía de nuestro pueblo y cómo reclamo turístico para las personas que nos visitan?”.

La figura de bronce, de más de un metro de alto, representa a una mujer arrodillada lavando junto a un cesto de ropa, “cuando me expusieron el proyecto primero pensé en que la estatua representase a una mujer de pie junto a su cesto de ropa y algún niño pequeño, pero tras las explicaciones de Loli cambió totalmente mi perspectiva y comprendí debía transmitir una visión real y representar la dureza de la escena que vivieron las lavanderas”, asegura Javier Casares.

Tal y como se recogía en la moción presentada por la Asociación de Mujeres “La Casa Grande”, el reconocimiento a las lavanderas quiere servir de homenaje “a las mujeres más cercanas, a las mujeres de nuestro pueblo, a todas las que nos precedieron, abuelas, madres, a las que tenemos codo con codo, a las que a lo largo de nuestra historia más reciente han sembrado la semilla para que hoy estemos en la situación que estamos, mujeres que son heroínas de la vida cotidiana, mujeres que a pesar de las penurias y las circunstancias han sabido sacar a su familia adelante.  En esta ocasión queremos centrarnos en el trabajo del lavado, antes, el lavado se solía hacer en la acequia  que atravesaba nuestro pueblo que traía el agua del río Dúrcal, en la fuente de la higuera, en el roaero, en los molinos , en los chorros  que salían de la acequia , y más adelante en el lavadero público, jornadas interminables que empezaban a primera hora de la mañana cargando con las canastas llenas de ropa, los calderos de zinc , las tablas, todos los artilugios necesarios para el lavado y los niños enganchados  cómo buenamente se podía. Se empezaba por el enjabonando, después asolearla para que quitarle las manchas, aclarándola con un toque de añil para que quedara mejor y al final secándola cómo bien se podía en el campo, pasando todo el día con un trozo de pan. Muchas mujeres se ponían de parto haciendo estas tareas y tenían que salir corriendo para la casa dejando al cuidado de la ropa a la vecina. Las más mayores tenemos infinidad de recuerdos y vivencias en torno a nuestra fuente de los cinco caños y el lavadero, y vamos a relatar algunas, cuando iban a lavar si había mucha gente había que pedir la vez porque había momentos en que no había sitio para poder realizar esa tarea, se empezaba por el final de la fuente para darle el primer ojo a la ropa más sucia y así poco a poco hasta llegar a la parte de arriba para poder aclarar la ropa con el agua más limpia que estaba más próxima a la entrada cerca de los caños. Lavados a horas intempestivas de media noche sin apenas luz en las calles acompañadas de algún familiar, en inviernos muy crudos aprovechando que los niños dormían o para lavar las cosas más desagradables a la vista de los demás, ya que en aquellos tiempos no había pañales, ni para los pequeños ni para los adultos, ni compresas desechables. Todo era reutilizable, y había que lavar y lavar cada día para poder disponer de esos trapos tan necesarios para la vida diaria al día siguiente. A esas horas sólo se oía el restregar con mucho ímpetu de los trapos contra la tabla y el murmullo del agua que salía de los caños.  Durante el día el lavadero era  además el lugar de tertulia, de confidencias, de vivencias, de buenas y malas noticias, lugar  de aprendizaje de esas tareas para las niñas con nuestras tablicas y también de juego  ya que saltábamos a lo largo del cauce del agua cantando canciones cómo Pepe dale la vuelta dale la vuelta, que quiero ver el forro de tu chaqueta, dale la vuelta, dale la vuelta  y que la mayoría de las veces terminábamos cayendo al agua, con la consiguiente regañina de nuestra madre. A la fuente de los cinco caños íbamos con los calderos y los cántaros para coger el agua para la limpieza de la casa y el aseo personal infinidad de veces a lo largo del día y con los pipotes para coger el agua fresca para hacer el gazpacho o el ajo blanco”.

Desde el 8 de marzo de 2019, junto a la Fuente de los Cinco Caños, se expone una plaza que “en reconocimiento y agradecimiento a la memoria de a mujeres que nos precedieron en el uso de este lavadero. Para que no caigan en el olvido las largas horas de lavados y vivencias que se produjeron alrededor de este monumento cultural y etnológico.”

CONSULTA AQUÍ LAS FOTOS DEL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LA PLACA

Delia Molina

Me llamo Delia Molina y trabajo en el mundo de la comunicación desde hace 20 años. He sido locutora en Onda Cero Granada y responsable de los Gabinetes de Prensa de la Diputación de Granada y del Ayuntamiento de Pinos Puente. He colaborado con la Fundación Zayas, gestionando sus redes sociales y páginas web. Ahora me uno a esta nueva y apasionante aventura para continuar comunicando desde el Valle de Lecrín para el Valle de Lecrín. Como dijo Víctor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.”??????

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