El gran portón original de la antigua almazara Gallegos, en la calle Hondillo 119 de Lanjarón, esconde tras de sí un continente cultural majestuoso a la par que sencillo pero sobre todo impactante.
La tradicional almazara, ha sido adaptada y convertida en el centro social y cultural “La Fábrica” un espacio industrial donde desarrollar actividades culturales para artistas, músicos, bailarines, actores y todo tipo de intérpretes.
La sala acoge desde ayer la muestra de José Manuel Haro, “Mirlo”, una exposición compuesta por obras de mediano y gran formato, en su gran mayoría retratos que emocionan. Se trata de cuadros elocuentes realizados a base de “brochazos”, obras de técnicas mixtas, óleo sobre lienzo y tinta china sobre papel de periódico, que transmiten toda la fuerza de sus protagonistas y dejan patente la gran personalidad de su autor.
Un espacio imponente para una obra impresionante, un binomio perfecto del que se puede disfrutar desde ayer y hasta dentro de cinco semanas los sábados de 18h a 22h y los domingos de 12h a 16h.


Cuando los responsables de la sala contactaron con el artista a él solo le bastó una visita al espacio para tener claro que iba a albergar su obra, “me llamaron para exponer aquí, cuando vi el sitio me enamoré y tuve claro que había que hacerlo”, asegura Jose Manuel que nos atiende frente a uno de sus cuadros minutos antes de la inauguración.
Los expresivos rostros de sus lienzos dan vida a la gran sala de techos infinitos “hasta ahora lo que más me ha inspirado han sido las personas, pero va por temporadas, hace tiempo que estoy buscando nuevas inspiraciones. Creo que a partir de ahora voy a jugar con la mezcla de personas y naturaleza”, explica Mirlo.
En cualquier caso, aunque la temática varíe, el autor tiene claro que el tamaño de su obra va a continuar siendo “XXL”, “voy a seguir haciendo cuadros grandes porque no me encuentro bien pintando cosas pequeñas, me gusta más y me lo paso mejor trabajando en grande, creo que la obra gana, adquiere más fuerza, no veo mis cuadros a mitad de tamaño”, confiesa.
Para quienes visiten “La Fábrica” a lo largo de los próximos fines de semana, solo un par de consejos, “les sugiero que se sitúen delante de los retratos y que hablen con ellos y con el sentimiento que les transmite. Es mucho más fácil dialogar con un retrato que con cualquier otro elemento, yo creo que más o menos te hacen que te sitúes, son como espejos que transmiten un reflejo. Que los vean despacio, que se tomen su tiempo y también que tomen distancia porque hay que retirarse para apreciar otro tipo de detalles, están hechos a paletazos”, explica.
Cuadros de un impresionismo impresionante que no dejan a nadie indiferente, arte para todos los sentidos, con mucho carácter para deleitar y ofrecer. Recomendamos no perderse un agradable y enriquecedor encuentro con el arte en estado puro tras el portón de una antigua almazara de Lanjarón.



