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La Cooperativa San Roque de Pinos del Valle agrupa alrededor de 800 agricultores del Valle de Lecrín

Se centran en atender las necesidades de los socios en cuanto a la gestión de sus explotaciones agrícolas llevando a cabo labores de formación, solicitud de ayudas para mejorar la rentabilidad de sus productos, así como asesoramiento técnico

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Las cooperativas de todo el mundo celebran hoy, 2 de julio, la edición número 100 del “Día Internacional de las Cooperativas”, que nace con el objetivo de dar a conocer estas organizaciones y promover los ideales del movimiento, como la solidaridad internacional, la eficiencia económica, la igualdad o la paz mundial. En el Valle de Lecrín, la Cooperativa San Roque, en Pinos del Valle, cumplirá sus ochenta aniversario el próximo año. Fundada en 1943, agrupa alrededor de 800 agricultores de la zona, que siguiendo la tradición de sus antepasados miman el producto de la tierra con la misma pasión que antaño.

Tal y como explica el secretario de la cooperativa Román Gerardo Castillo Martin “desde nuestra cooperativa trabajamos día a día para darles los mejores servicios a los agricultores, estoy convencido de que asociarse a una cooperativa es la mejor herramienta que tenemos los pequeños agricultores”, asegura.

En cooperativa San Roque se centran en atender las necesidades de los socios referentes a sus explotaciones agrícolas llevando a cabo labores de formación, solicitud de ayudas para mejorar la rentabilidad de sus productos, así como asesoramiento técnico.

“Ponemos a disposición de nuestros socios el asesoramiento de un técnico agrícola para resolver cualquier duda que puedan tener en cuanto a sus cultivos, se gestionan las ayudas y subvenciones de la PAC. Además, en nuestras instalaciones disponemos de un punto de venta de material fitosanitario, abonos y ropa y material agrícola. Por otra parte también  gestionamos varias comunidades de regantes de la zona”, comenta Román Gerardo.

La Cooperativa San Roque, comercializadora de la marca Orovalle un aceite de excelente calidad y sabor obtenido de la aceituna lechín de Granada, se ha adaptado a los nuevos tiempos y ha dotado a la almazara y a las explotaciones agrícolas de la tecnología más moderna para garantizar la calidad del producto, contemplando siempre las normativas más exigentes, sus instalaciones cuentan con la última tecnología para garantizar la seguridad y la higiene.

El transporte hasta la almazara debe mantener intacta la integridad del fruto. Una vez recepcionadas, se clasifican las olivas en función de la variedad, del grado de maduración y del estado sanitario. Las aceitunas se someten a un proceso de limpieza, lavado, peso y almacenamiento para su clasificación contemplando medidas de higiene y sanitarias que garanticen la calidad final del aceite. En el laboratorio de la almazara se realizan distintos procesos para valorar las calidades del producto, contemplando siempre las normativas más exigentes. Así se determina el rendimiento, acidez y otras propiedades de la aceituna.

El aceite es almacenado antes de ser envasado para estar en perfectas condiciones de consumo. La temperatura idónea está entre los 18ºC – 20ºC, que permite la maduración sin favorecer la oxidación.  Una vez envasado en los en distintos recipientes que se adaptan a las necesidades del consumidor, el aceite Orovalle se sirve a cualquier lugar del mundo.

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