ARTÍCULO DE GERARDO CASTILLO, miembro de la directiva de Cooperativa San Roque de Pinos del Valle
En el Valle de Lecrín existen distintos cultivos que vienen de antaño cultivándose, entre ellos, el olivo, que quizás sea el que más superficie abarque y más importancia económica tenga. Llegando desde la vega hasta incluso a cotas más altas de los 1000 metros.
Este cultivo asociado en algunas parcelas a cítricos y cultivos de huerto, tiene un carácter centenario y en su mayoría de la variedad lechín de Granada, esta variedad autóctona no se adapta a los modelos superintensivos pero si a la zona agroclimática, esto permite diferenciarse con aceites especiales de olivares arraigados al terreno con unas características organolépticas especiales.
En la cooperativa San Roque de Pinos del Valle molturamos esta variedad junto a otras que suponen un 80 por ciento de olivar tradicional, quedando el resto a un olivar intensivo de nuevas plantaciones que se han ido implantando en terrenos más llanos con otro marco de plantación, permitiendo una mecanización y por lo tanto una mayor rentabilidad frente al olivar tradicional.
Pero ¿Qué entendemos por olivar tradicional? Pues todo el olivar que se cultiva de manera antigua, con marcos de plantaciones amplios que permite el asociacionismo con otros cultivos ,normalmente están adaptados a la orografía del terreno, en nuestro caso en bancales o terrazas, eso dificulta su mecanización , elevando así los costes de producción.
El Paisaje del Olivar del Valle de Lecrín, Patrimonio de la Humanidad
Es un olivar que está integrado en el paisaje, donde la flora y la fauna se han adaptado y existe una armonía, un equilibrio con el medio natural, creando un ecosistema que es manejado por el hombre con el propósito fundamental de producir alimentos y otros bienes, de ahí la importancia que tiene mantener este cultivo puesto que se enfrenta a un futuro incierto.
El escaso relevo generacional, la baja posibilidad de mecanización, los elevados costes de producción y una merma económica de ayudas de la PAC ponen a este cultivo a las puertas de la extinción.
Las nuevas plantaciones de intensivo y superintensivo son una amenaza para este tipo de olivar, cada día más en auge.
La importancia del olivar tradicional en las zonas rurales es de suma importancia, fijar población y mantener un ecosistema y conservar los recursos naturales.