Imaginen que el 8 de septiembre no se hubiera producido un incendio en Los Guájares, o que ese día el viento hubiera soplado en otra dirección y que el fuego no hubiera producido en el Valle de Lecrín una herida que tardará años en curar. Si no se hubiera producido un incendio, tres proyectos para instalar tres parques eólicos en el Valle de Lecrín estarían más cerca de ser aprobados. De hecho, según ha podido saber El Comarcal de Lecrín, los expedientes de dos de ellos estaban muy cerca de resolverse, por lo que en unos meses la noticia podría haber sido que los proyectos quedaban definitivamente aprobados.
Hoy, mientras la comarca intenta reponerse del dolor de ver parte de su patrimonio natural calcinado, la noticia es que el incendio retrasará la instalación de los aerogeneradores en el Valle de Lecrín, sobre todo en la zona afectada por el fuego. Este periódico se ha puesto en contacto con varios despachos de abogados y técnicos de medio ambiente y todos han llegado a la misma conclusión: que el incendio no favorecerá, al menos a corto plazo, la llegada de estos proyectos. Es decir, no hay conspiración ni una mano negra, ni nadie con maletines queriendo quemar el bosque por su propio interés. Las causas del fuego no hay que buscarlas en la instalación de megaproyectos de energías renovables, aunque de esta manera algunos ayuntamientos dejen de percibir dinero por su instalación.
Según un técnico de Medio Ambiente con el que ha podido hablar este periódico, «a partir del incendio las administraciones tendrán que valorar y determinar si se requieren medidas más específicas y tendrán que actuar según el plan de restauración”. También habrá que determinar si la regeneración de la zona quemada es compatible con esas instalaciones. Este mismo técnico recuerda como hace varias décadas algunos bosques se quemaban para recalificar suelos, algo que cambió sustancialmente con la Ley de Montes, en la que según el artículo 50, hay que esperar treinta años para que se pueda cambiar de uso el suelo. «Aunque para los aerogeneradores no haya que cambiar la categoría del suelo, que va a seguir siendo forestal, sí que hay un informe de ocupación en el que se dice si esa instalación en concreto es compatible con el monte, es de interés general y no existe otra alternativa, las tres premisas que se tienen que dar», explica el experto.
A partir de ahora las empresas que quieran instalar los molinos eólicos tendrán que comenzar de nuevo el camino andado, algo que puede durar unos dos años. El técnico de Medio Ambiente asegura que «aunque con la situación actual los aerogeneradores pueden ser un obstáculo para la regeneración del monte», por lo que el incendio podría retardar mucho su instalación en esta zona. «Después de un incendio el suelo sigue siendo forestal, pero el estado ha cambiado por el incendio, porque se ha quemado. Y la ley obliga a restaurar, a reforestar. La pregunta es ¿Esto va a ser compatible con la instalación de aerogeneradores? Es una pregunta que tendrán que responder los técnicos», argumenta el experto.
En la misma línea se manifiestan dos abogados de un importante despacho de abogados de Granada. «La normativa en los parques eólicos es muy restrictiva», dicen. Y parece que esta situación no mejorará su horizonte.