“¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras”. Estas palabras fueron pronunciadas por Federico García Lorca en su discurso de inauguración de la biblioteca de Fuentevaqueros, su pueblo natal.
Hoy, 23 de abril, es el Día Internacional del Libro y viene cargado de propuestas lectoras ideales para celebrarlo.
Literatura escrita por las grandes olvidadas:
Elena Garro publicó en 1963 “Los recuerdos del porvenir”, una historia que nos sumerge en los oscuros días posteriores a la Revolución Mexicana. El ritmo y la fuerza expresiva mantienen una tensión casi mágica que adentra al lector en un escenario atemporal, en el que el tiempo parece haberse detenido. El pueblo de Ixtepec como narrador y una serie de personajes que “habían perdido la memoria de sí mismos” protagonizan esta maravillosa obra.
Elena Garro fue considerada como una de las madres del realismo mágico, entre las que hay que destacar también a María Luisa Bombal. Su obra completa, “La última niebla”, “La amortajada” y sus cuentos, están editados por Seix Barral y ofrecen textos en los que la poesía y la naturaleza actúan como perfectos aglutinantes. Su prosa tiene un enfoque intimista y sensible y su voz narrativa está marcada por un lirismo mágico y envolvente guiado por personajes femeninos que buscan refugio en su imaginación, en el poder evocador de los sueños y la capacidad sanadora de lo natural y primitivo.
Carmen de Burgos es una de las escritoras y periodistas españolas más importantes del siglo XX. Durante su trayectoria profesional se convirtió en defensora de ideas tan revolucionarias en la época como el sufragio universal, el divorcio o la objeción de conciencia. Destaco su novela “La malcasada” en la que conocemos a Dolores, su protagonista, una mujer presa de una sociedad hipócrita, cruel y decadente. De Burgos nos adentra en la Almería más castiza y tradicional, dominada por los ritos y festejos y con una variedad de personajes que desfilan por las páginas del libro para lanzar una crítica lúcida y mordaz. Una historia de maltrato en el que se transmite el estado de vulnerabilidad e indefensión de la mujer del siglo pasado.
Stefan Zweig, el “ciudadano del mundo” apasionado por la literatura. Este autor austríaco brillaba con luz propia en sus novelas cortas. Pasionales, intensas y salpicadas de elegancia y sensibilidad. Stefan Zweig fue uno de los escritores más famosos de su tiempo. En los años veinte y treinta del siglo pasado y hasta su trágico fallecimiento, en febrero de 1942, sus libros llegaron a leerse en treinta idiomas. Se situó por delante de otros autores de éxito de la época tanto en ventas como en popularidad: Sommerset Maugham, H.G. Wells, Thomas Mann o nuestro Vicente Blasco Ibáñez.
Trató temas universales como el amor, la pasión con sutiles toques de erotismo, la sexualidad, el odio, la muerte, el paso del tiempo o la intimidad. Temas candentes pero que seguían siendo tabú. Evocaban el glamour previo a la Primera Guerra Mundial y durante las etapas posteriores. Un glamour y una seguridad y libertades cercenadas por la guerra. Esos escenarios en los que la pasión se desbocaba y las pulsiones más primitivas tomaban el protagonismo, eran símbolo de audacia y modernidad. El público femenino admiró esas obras ya que las protagonistas tomaban la palabra y desvelaban sus sentimientos más ínitmos. Los maridos y amantes parecían pasar a un segundo plano. Otros autores que reflejaron los deseos de emancipación de la mujer fueron Arthur Schnitzler —del que aprovecho para recomendar “La señorita Else” o “Relato soñado”— o Thomas Mann con su novela corta “La engañada”.
Termino con otro fragmento del discurso de García Lorca: Cuando el insigne escritor ruso Dostoievsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Dostoievsky, otro gran clásico de la literatura del que recomiendo leer “Pobre gente” o “Noches blancas” para progresivamente llegar a adentrarse en el universo creado en su gran obra “Los hermanos Karamázov”, uno de los mejores libros que he leído en mi vida.
¡Feliz Día del Libro!
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