Como usuario de la montaña y de los espacios naturales que soy, creo que hay que hacer una reflexión necesaria acerca del uso que hacemos de ellos. La sociedad no está preparada para este debate, dejar de lado las modas y ocio, por preservar la vida silvestre. Los nuevos hábitos de masificación de espacios naturales como la montaña, a consecuencia de este despertar de deportes al aire libre tiene consecuencias que no queremos asumir. Nuevos impactos muy perjudiciales en una época donde se nos supone «concienciados». Disonancias… En el fondo: distopías.
Hemos convertido la montaña y los espacios naturales en enormes polideportivos, y esto es triste y tiene repercusiones enormes. Por desgracia, los que amamos la montaña y la naturaleza, sufrimos, y se presenta el dilema de si renunciamos a hacer lo que amamos (ir a estos santuarios a conectar con la naturaleza) y dejar que otra gente sin ese respeto y amor invada dichos espacios.