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Un incendio devastador para el Valle de Lecrín

Viento, altas temperaturas, zonas escarpadas, poca accesibilidad… varias factores han desencadenado un gran fuego que ha podido quedar estabilizado cinco días después

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Desde que el Plan Infoca declaró el incendio el pasado jueves en el término municipal de Los Guájares la comarca del Valle de Lecrín contenía el aliento por lo que pudiera pasar y que al final es lo que ha sucedido. Una serie de factores ha hecho que el fuego tenga más parte en la comarca del Valle de Lecrín que en Los Guájares, y no fue hasta este lunes cuando el Plan Infoca, a través del consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, daba por estabilizado el incendio. Cientos de efectivos han librado una dura batalla contra el fuego, dos de ellos han resultado heridos, sobre tierra o en el aire, sin olvidar a todos los que han ayudado a que el operativo especial funcionara.

Miles de pinos y vegetación de todo tipo han quedado sepultados sobre las llamas, en un fuego donde varios factores han hecho que sea mucho más virulento que si se hubiera producido en otra zona. Manuel Villena, ambientólogo además de alcalde de Padul, explica que «las características orográficas, las pendientes, la poca accesibilidad y el viento ha provocado que el incendio avance muy rápido». A estos hechos hay que sumar las altas temperaturas que sufre la zona, algo que tampoco ayuda para el fuego vaya a menos.

De esta manera arde una parte importante del Valle de Lecrín como es su riqueza medio ambiental, un valor que tardará en volver a ser el mismo cuando se pueda volver a actuar en esta zona. Son muchos los que recuerdan con tristeza como en algo más de sesenta años ya han visto quemarse esta zona tres veces, en las que la tierra ha sufrido, aunque vuelva a regenerarse. Un proceso que puede ser «diferente» en cada zona, como explica Manuel Villena. «En este caso las laderas que están más expuestas a la lluvia de otoño y primavera pueden facilitar bastante la recuperación», asegura el ambientólogo. También es imporante el tipo de vegetación, algo que sin duda se tendrá que estudiar cuando llegue el proceso de recuperación y repoblación de la zona quemada. «El tipo de vegetación condiciona mucho la velocidad de propagación del fuego. En este caso hay zonas agricolas por ejemplo que ayuda al personal de extinción a trabajar con mayor facilidad, o la existencia de cortafuegos», dice Manuel Villena.

Zonas en las que los efectivos del Plan Infoca ha actuadoo con todos los medios a su alcance y se habla de que la zona afectada podría superar las 5.000 hectáreas, aunque aún es pronto para determinar la superficie exacta, ya que lo que urge es controlar y extinguir el incendio. Un proceso que en este que se está haciendo muy largo para los vecinos del Valle de Lecrín. Después «y más importante que repoblar será actuar para prevenir algo que ocurre después de los incendios, que es la erosión, porque al quedarse el monte desprovisto de vegetación y cargado de los restos del incendio se produce cuando llegan las primeras lluvias unas escorrentías brutales que arrastra hasta los ríos el material quemado, lo que también es un peligro porque es una erosión enorme del territorio», argumenta el ambientólogo Manuel Villena.

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