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La importancia de los humedales y el caso especial del humedal y turberas de Padul

Artículo de Juan Salvador Santiago.

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Hoy 2 de febrero, como cada año, tiene lugar el día mundial de los humedales. Aprovechando dicha cita anual, me gustaría hablar un poco de estos ecosistemas tan valiosos y concretamente del humedal del Padul.

     Los humedales nos prestan importantes servicios ecosistémicos. Conocerlos nos ayudará a conservarlos. Algunas de sus funciones son el control de inundaciones, la recarga de aguas subterráneas, la estabilización de costas y protección contra tormentas, la retención y exportación de sedimentos y nutrientes, actúan de depuradora natural, son una importante reserva de biodiversidad (especialmente importante para la avifauna como lugares de parada en las rutas migratorias), contribuyen en la conectividad ambiental, productos de los humedales y valores culturales, recreación y turismo, mitigación del cambio climático y adaptación a él, y termostato natural, ya que crea un microclima que suaviza la temperatura, hasta 4 grados centígrados por debajo de la media, siendo zonas esenciales para combatir el cambio climático y la subida de temperatura. Como vemos, estos ecosistemas son vitales y por ello, es importante comprender su gran valor, imprescindible.

     El humedal y turberas del Padul se extienden por una superficie de 327,40 hectáreas y suponen una Reserva grado A de máxima protección dentro de Parque Natural de Sierra Nevada, además, están presentes desde diciembre de 2005 en la Lista de Humedales de Importancia Internacional (Convenio RAMSAR), también pertenecen al Inventario de Humedales Andaluz, y, por si fuera poco, son una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Todas estas figuras de protección y de espacios naturales protegidos muestran su gran importancia, pero aún hay una distancia entre estas y la percepción social por parte de la población. Es indispensable una puesta en valor de estos espacios y la concienciación de la sociedad. En este caso concreto, todos los vecinos de Padul y la comarca del Valle de Lecrín, pues es un diamante en bruto lo que este lugar representa en todos los niveles.

     Hay dos componentes esenciales, totalmente dependientes el uno del otro: el carrizo y el sistema acuático. El carrizo cumple importantes funciones ecológicas, ya que en este anidan una gran variedad de especies de aves y viven otros animales, ayuda a la estabilización de ecosistemas naturales y actúa de depuradora natural. En el componente acuático tenemos dos sistemas de lagunas, al norte, la Laguna del Aguadero (la de mayor tamaño y cerca del Aula de la Naturaleza), y al sur, tenemos El Agia (tres lagunas naturalizadas de régimen hídrico variable, dependientes de la precipitación). En años de lluvia abundante, la extensión de la superficie acuática del humedal puede incrementarse considerablemente. Este componente actúa como almacén de agua al retenerla, sostiene una gran diversidad de vida silvestre y por procesos de filtración, recarga los acuíferos. Sus funciones son vitales para la vida. Otra zona importante es la turbera, pues representa la de mayor tamaño de todo el sur de Europa.    

     Estas lagunas ocupan una situación privilegiada, a los pies de la cordillera de Sierra Nevada. Una cuenca endorreica formada durante los procesos geológicos que se dieron durante el terciario, al elevarse las cordilleras béticas, son la causa de la aparición de esta depresión, totalmente cerrada, permitiendo almacenar agua y dando origen al humedal, siendo uno de los pocos asociados a una fosa tectónica en España. En el pasado llegó a ocupar más de 500 hectáreas inundadas, pero fue desecado durante los siglos XVIII y XIX para ganar terreno en favor de tierras cultivo. Para dicha labor se usaron una serie de canales, conocidos en la zona como madres. Estas actualmente representan otro sistema acuático de gran importancia por la variedad de formas de vida que albergan, sobre todo aves acuáticas y pequeños paseriformes, además de la vegetación asociada. En la actualidad sólo hay unas 80 hectáreas aproximadamente, cubiertas por agua, mayormente concentradas en la laguna del Aguadero.

     Otro de los principales atractivos es su pasado paleontológico, ya que fue un lugar donde habitaron grandes mamíferos como el mamut lanudo (Mammuthus primigenius), cuyos restos se hallaron en la turbera del Aguadero. Esto supone ser el yacimiento más meridional encontrado en Europa, para un animal que habitaba en las tundras y estepas frías, lo que indica que entones las condiciones climáticas de la zona eran muy distintas a las actuales. Estudios de los restos con carbón radiactivo indican una edad entre 35.800 y 25.700 años.

     El aspecto más importante del humedal es su biodiversidad, tanto a nivel de fauna como de vegetación. En él anidan numerosas especies de aves y otras lo usan como lugar de reposo y descanso durante los pasos migratorios, también para alimentación, invernada o como dormidero. Por ello, la importancia de este espacio es fundamental para este grupo de animales. Se estiman unas 173 especies aproximadamente sólo de aves, de las cuales 31 son consideradas sedentarias. El estudio de estas especies y su seguimiento gracias al anillamiento científico, realizados durante años, han dado una información muy valiosa de este grupo de animales: su fenología, rutas migratorias, comportamiento, abundancia y diversidad. Por mencionar a algunas de las más destacables por su facilidad de observación o su importancia: la garza real (Ardea cinérea), el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), el ánade real (Anas platyrhynchos), la gallineta común (Gallinula chloropus), la focha común (Fulica atra) o agachadiza común (Gallinago gallinago), además de una gran variedad de paseriformes (conocidos comúnmente como pájaros cantores) como el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), el carricero común (Acrocephalus scirpaceus) o el ruiseñor bastardo (Cettia cetti), entre otros muchos.

     Pero no todo son aves, hay muchos grupos interesantes de animales con importantes funciones ecológicas, los más importantes son los insectos, pues además de prestar servicios como la polinización, control de plagas o la descomposición de la materia orgánica, contribuyendo a la fertilización del suelo, suponen la base de la cadena trófica, sustentándola por completo, ya que son alimento de gran variedad de animales, las aves entre ellos. Algunos de los grupos más vistosos e interesantes de insectos dentro del humedal son los odonatos (libélulas y los caballitos del diablo), los lepidópteros (mariposas y polillas) o los coleópteros (escarabajos), pero todos los insectos son vitales para el funcionamiento de los ciclos biológicos. Más grupos destacables que habitan el humedal y no pueden faltar aquí son los anfibios como la rana común (Pelophylax perezi) o el gallipato (Pleurodeles waltl), los reptiles como el galápago leproso (Mauremys leprosa) o la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) y mamíferos como la rata de agua (Arvicola sapidus); en el pasado llegó a habitar y reproducirse la nutria (Lutra lutra). Hay más especies interesantes como los peces y otros grupos de invertebrados. De la vegetación, además de lo ya mencionado sobre el carrizo, es muy importante toda la que acompaña al humedal y las madres, pues se trata de bosque de ribera que actúa como corredor biológico, conectando espacios naturales, hábitats y ecosistemas entre sí, posibilitando pasos de fauna naturales, manteniendo el flujo genético de las distintas poblaciones evitando la consanguinidad y sustentando toda la rica biodiversidad.

     Este espacio natural cuenta con instalaciones que pueden visitarse durante todo el año, además de interesantes actividades de educación ambiental y puesta en valor de la zona, para su conocimiento por parte del público, labor trascendental para comprender su importancia real. Quizás su corazón en dicha función sea el Aula de la Naturaleza del Aguadero, cuyas actividades pueden consultarse en su página de Facebook, haciendo a su vez de centro de interpretación y educativo, perfecto para actividades escolares y seminarios divulgativos, punto de encuentro de rutas de senderismo y venta de productos locales y ecológicos. Y qué decir de la famosa Ruta del Mamut que puede comenzarse allí mismo y se adentra en el humedal, atravesando sus componentes, donde observar la naturaleza en su plenitud, contando con observatorios en algunos de sus puntos más estratégicos. Por otro lado, tres réplicas de tamaño real de un mamut lanudo, un tigre dientes de sable y un rinoceronte lanudo harán las delicias de los visitantes, que además cuentan con un área recreativa donde los niños pueden jugar a la vez que se toma un tentempié sobre una de las mesas instaladas. Pero no hay que olvidar que es vital respetar estás áreas y que toda la basura generada debe volver con el visitante, y no hacer ruido en el interior del parque, para no molestar a las bellas criaturas que lo habitan y tener así más posibilidades de observarlas. Otra instalación interesante es el Museo del Mamut, justo en el mismo recinto, aunque desafortunadamente en desuso pese al alto potencial que podría significar debido a la gran riqueza paleontológica y geológica de la zona. 

     Por desgracia, el humedal y toda su biodiversidad presentan problemas graves que son necesarios de solventar cuanto antes. Algunas de las especies mencionadas se encuentran amenazadas y sus poblaciones en regresión, una situación que debe invertirse si queremos preservar un lugar tan valioso y que presta tan importantes funciones (servicios ecosistémicos).  Las principales amenazas son: la contaminación por el vertido de aguas residuales al que se añade el de los pesticidas provenientes de las actividades agrícolas, provocando episodios de eutrofización (exceso de nutrientes; fósforo y nitrógeno principalmente) que hacen proliferar comunidades de algas muy rápidamente, impidiendo que la luz solar penetre en las capas más profundas del sistema acuático, inhibiendo la fotosíntesis y finalmente produciéndose eventos de anoxia, dando como resultado la muerte y descomposición de la flora y fauna acuáticas. En otras palabras, disminuye la biodiversidad, destruyen el ecosistema acuático y potencian otro de los problemas, las especies exóticas invasoras que desplazan a las especies autóctonas. Estas últimas suponen un enorme problema. Entre ellas destaca la carpa común (Cyprinus carpio) que habita en aguas poco oxigenadas y contribuye en los fenómenos citados anteriormente, ya que su comportamiento como removedores de fango genera turbidez en el agua, impidiendo que la luz solar penetre en ella. La población de carpa común en la Laguna del Aguadero supone una de las mayores amenazas para el humedal. Otra especie invasora destacable es el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) responsable de la desaparición del cangrejo autóctono en este espacio protegido, conocido como cangrejo de río (Austropotamobius pallipes). También el galápago de florida (Trachemys scripta) que está desplazando al galápago autóctono, el galápago leproso (Mauremys leprosa). El problema de las especies exóticas invasoras está en alza. Cada vez son más de estas especies las que están llegando a zonas tan valiosas como estos espacios protegidos, poniéndolos en peligro. La pérdida de hábitat como consecuencia de la agricultura, la extracción de turba y las construcciones ilegales en la zona, suponen otra amenaza, pues está reduciendo la superficie natural que circunda al humedal y fragmentándolo con graves consecuencias para la biodiversidad. Y, por último, el problema del cambio climático que se está acelerando con episodios más extremos e impredecibles. Las sequías en la zona del mediterráneo son más duraderas e intensas, y esto supone una amenaza seria sino la mayor de todas para estas zonas tan importantes. Si a esto se le añade el problema de la extracción ilegal de agua desde las fuentes, acequias y charcas, más los pozos ilegales, todo ello para su uso en la agricultura y la ganadería, es el escenario perfecto para el fin de estos lugares como ya está ocurriendo con la Marisma del Parque nacional del Doñana, donde la extrema sequía de estos años se ha sumado a los pozos ilegales usados para el cultivo de la fresa. No podemos dejar desapercibidos todos estos problemas.

     Pero no todo son malas noticias. Ante estos problemas hay soluciones y oportunidades para preservar estos espacios naturales, e incluso mejorar su estado, y, además, conseguir un beneficio para las poblaciones locales que circundan estas áreas. El caso del humedal de Padul, el problema de los vertidos y la eutrofización podría solucionarse con la mejora de la estación EDAR (estación depuradora de aguas residuales) del Padul y la instalación de un tratamiento terciario adicional. Así sería el agua ya libre de contaminantes la que llegaría a las lagunas y madres, disminuyendo en gran medida la problemática, pero para esto hace falta un gran esfuerzo por parte del ayuntamiento del Padul para que la Junta de Andalucía se implique más en la protección de este espacio. En el caso de los vertidos de la agricultura podría ser bueno poner en práctica programas de educación ambiental y concienciación, además de seminarios, charlas y coloquios, para incentivar el uso de una agricultura más integrada, ecológica y sostenible, y formar a sus profesionales en este nuevo tipo de agricultura. El tema de las exóticas invasoras es más complejo y complicado de resolver, y necesita la colaboración por parte de la administración local, el parque natural de Sierra Nevada y la Junta de Andalucía. Una posible solución sería la reintroducción de la nutria (Lutra lutra) que ya habitó en el pasado el humedal, pudiendo controlar la población de ciprínidos y cangrejo rojo. Esto podría contribuir considerablemente en la mejoría de la calidad de las aguas al disminuir la turbidez asociada a estas especies invasoras y, por ende, mejorar la biodiversidad y belleza del humedal. El caso de los pozos y extracciones ilegales de agua pasa por la colaboración una vez más de todas las administraciones y su persecución. Ocurre igual con las construcciones ilegales, la extracción de turba y la pérdida de hábitat debida a la agricultura. Programas de educación ambiental y concienciación entre los colectivos implicados mejoraría la situación, sobre todo si se aportan soluciones alternativas y más eficientes en el consumo y ahorro de agua, pues no somos conscientes del abuso y el derroche que hacemos de este bien público, y, por otro lado, del uso y gestión adecuados del territorio. Y para amortiguar los efectos del cambio climático, lo mejor es intentar ser unos consumidores lo más responsables posible dentro de las opciones personales que cada uno tiene, y realizar todas aquellas actividades que pueden mitigar sus efectos, apoyado todo esto por programas de concienciación y educación ambiental que ayuden en esta línea. Un conocimiento basado en datos científicos y completos sobre la problemática, nos hará más eficientes a la hora de resolver estos problemas. Por último, un humedal bien conservado y cuidado, asegurará un flujo constante de visitantes que tendrá una repercusión positiva en la economía local. El turismo rural y el ecoturismo están incrementándose rápidamente, y pueden ser la oportunidad perfecta para la creación de trabajo y generar estabilidad social en las zonas rurales cercanas a estos u otros espacios protegidos, a la vez que se protegen, como el caso del Padul y el Valle de Lecrín. Todo esto no es de aplicación únicamente a dicho humedal, sino que es válido para todos ellos.

     En conclusión, no son pocos los retos a los que nos enfrentamos en el futuro a nivel de medio ambiente, y sobre todo estos parajes tan biodiversos y valiosos que albergan tanta riqueza en todos los aspectos. Preservarlos y mejorarlos es un deber moral como humanos, pues sin agua no hay vida. Sin ellos, no hay un nosotros, y por ello, defenderlos y disfrutarlos desde el respeto es fundamental.

“Miré yo a las aguas y vi sus ojos,

transparentes, ricos y alegres,

gráciles como aves zancudas

y tan bellos como su reflejo,

no son más que la VIDA”

J.S Santiago 19/01/2023

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