Mariana Muñoz y Giovaninna Cantale son dos artistas plásticas que le están aportando luz, color y alma a Saleres a través de sus coloridas y llamativas mandalas. Ambas residen en su nueva casa, la “Casa las Mandalas” de Saleres y son las responsables de haber decorado numerosos rincones del pueblo con estos llamativos elementos,
Giovaninna es una artista multidisciplinar holandesa, que diseña joyas y realiza pinturas y mosaicos utilizando diferentes técnicas. Ha viajado alrededor del mundo donde la cultura de países como o Nepal o Tibet le han servido como fuente de inspiración. Ha residido durante 29 años en Nueva Zelanda “en mitad de la nada, como en el paisaje de un cuadro” hasta que un buen día se levantó y pensó que quería buscar un lugar que conectase con su propósito, a través de internet y gracias a sus experiencias previas en España encontró el lugar, ese sitio le estaba esperando en el Valle de Lecrín, “quería buscar un lugar aislado, pero que estuviese en contacto con la cultura, un lugar real habitado por gente real y auténtica y así fue como descubrí Saleres un pueblo con gente acogedora y hospitalaria, una comunidad real”.
Mariana también es antropóloga artista plástica y visual es chilena y actualmente está cursando un master en la Universidad de Granada, son amigas desde hace más de una década cuando se conocieron en Nueva Zelanda y al cabo de los años y tras diferentes encuentros en diferentes lugares del mundo, la vida las ha vuelto a reunir en El Valle.
Juntas desarrollan este proyecto, que además de para decorar el pueblo a gusto de sus vecinos y vecinas, les ha servido para integrarse en la comunidad, “se fomenta un encuentro entre varias culturas, la verdad es que ha sido un proceso mágico, la gente nos ha abierto sus corazones, sus puertas y sus casas”, explica Mariana.
Como no podía ser de otra forma las mandalas son las protagonistas absolutas del hogar en el que habitan y del alojamiento rural contiguo que gestionan ya que, tal y como explican, las mandalas “son un símbolo de la vida, un símbolo de la paz, que refleja la medida exacta, que representa la totalidad del cosmos y que nos remite al centro de nosotros mismos. Cuando trabajas con la mandala te das cuenta de que te inspira la creatividad, son un centro de paz y de armonía.,”
Tal y como explican les gustaría desarrollar talleres para niños y para personas mayores como terapia de concentración en paz a la vez realizan una preciosa obra de arte.
Cada vez son más las personas que cada vez les demandan la creación de mandalas decorativas, tanto en Saleres como en el resto de pueblos del Valle, algo con lo que Mariana y Giovaninna están encantadas, están dispuestas hacerlas por todos los pueblos del valle y allá donde alguien quiera contar con este símbolo de paz y armonía.













