Barranco Luna es mucho más que una ruta de senderismo, es un templo sagrado que la naturaleza ha ido esculpiendo a lo largo de los siglos hasta convertirlo en un cañón prácticamente oculto en el terreno pero que gracias a su gran belleza atrae cada año a miles de visitantes.
Aunque la ruta no se encuentra señalizada, esto no supone un problema para aquel que desea conocerla, ya que su popularidad hace que disponga de múltiples reseñas en Internet donde es descrita tramo a tramo por aficionados del senderismo. Sus imágenes son tan espectaculares que sorprenden hasta a los propios habitantes de la zona, quienes jamás imaginarían semejante paisaje en El Valle. Pero sí, tenemos la suerte de tenerla en Saleres y su recorrido discurre por el cañón provocado por la erosión del Río Santo dando como resultado un bello paisaje formado por grande rocas y pozas de agua, donde es posible incluso descubrir fósiles marinos de cuando el mar cubría la comarca de El Valle de Lecrín, hace ya millones de años.
Ruta refrescante, familiar y divertida
La ruta por Barranco Luna está especialmente indicada para realizar en verano y es en esta época del año donde alcanza su máxima afluencia. Es un recorrido apto para toda la familia aunque no para niños demasiado pequeños, ya que gran parte del recorrido discurre por pozas donde el agua suele alcanzar hasta la cintura y el pavimento resulta inestable y muy resbaladizo. Es recomendable utilizar un calzado cómodo y antideslizante para este refrescante y divertido recorrido que consiste en bajar hasta el río y atravesar todo el cañón (unos 700 metros) a través de su cauce, un paso estrecho y profundo con altas paredes de roca a los lados donde el sol se cuela creando un bonito efecto visual.
Aunque se trata de una ruta circular, lo más habitual es realizarla en el sentido del curso del río. El punto de partida es el cementerio de Saleres, donde existe un pequeño aparcamiento para dejar el coche. Una vez allí debemos subir la carretera, ya caminando, unos doscientos metros y tomar el carril a la derecha. Durante los primeros pasos de la ruta nada nos hace indicar que semejante desfiladero se encuentre ahí abajo, pero a medida que avanzamos podemos ver como el carril empieza a descender en dirección al río.



Fósiles marinos
El sendero nos lleva junto a la primera gran pared del cañón. En este punto es posible descubrir restos de fósiles marinos incrustados en las rocas, una de las mayores curiosidades de Barranco Luna. Se dice que estos restos de conchas y caracolas poseen millones de años, de cuando toda la zona estaba cubierta por el mar.
Continuamos por este carril para iniciar el descenso hasta el río y pronto nos toparemos con una explanada de árboles, debemos continuar sin salirnos del sendero hasta llegar al cauce del arroyo. Aquí es donde comienza lo mejor de la ruta, donde la vegetación y profundidad hace que el camino sea más fresco, agradable y sombrío.
A partir de este punto, casi todo el trayecto del desfiladero está salpicado por grandes rocas que tendremos que trepar para luego alternar con pozas de agua que suelen llegar hasta la cintura. El camino no tiene pérdida, ya que sólo hay que seguir el curso del río hasta llegar al final donde se inicia el ascenso por un sendero de tierra que nos devolverá al punto de partida.